1.Encuadre
y encaje.
- Durante unas semanas intenté seguir los pasos de la Subcomisión del Congreso de los Diputados para poner las bases de un pacto para la reforma del sistema educativo (Subcomisión para el Pacto Social y Político por la Educación). A las pocas semanas, abandoné, aburrido de leer larguísimas intervenciones que no aportaban nada nuevo. Últimamente la Subcomisión ha solicitado y obtenido seis meses más de plazo para concluir sus trabajos.
- Calculo que podemos contar con unas mil quinientas una soluciones integrales para todo el sistema educativo. Esta cifra la calculé hace unos meses; seguramente hoy hay mucha más.
2.Fenomenología del vigésimo tercer sueño.
He soñado esta noche pasada con un
montón de titulares de prensa dando cuenta de un informe de la “Subcomisión para Pacto de
Estado para el sistema educativo” – intento abreviar el título, y no hay forma-,
que me han obligado a acelerar el paso durante mi paseo diario, porque lo que
recordaba del sueño, además de ser solo un sueño, porque he visto los titulares
de la prensa nacional ya, y no dicen nada, esos recuerdos, digo, son muy
atractivos y desengrasantes, son una bocanada de viento cálido y húmedo que podría despegar todas las capas superpuestas desde
la Constitución de Cádiz (1812) sobre las espaldas de los profesores, sobre las
aulas –que por eso deben tener todas un olor especial-, sobre las esperanzas de
alumnos, padres y, también, “empleadores” –para estar al día-, sobre los
presupuestos anuales dedicados a educar desde los infantes hasta los adultos de
veintiséis años y más –según la licenciatura o escuela técnica que elijan-, sobre
las “ciencias” pedagógicas y psicológicas, sobre….., ¡yo qué sé cuántas más
personas e instituciones que se ven diariamente afectadas por el “sistema
educativo!”.
Como resulta que es imposible
disponer de “un” sistema escolar en el Estado, conclusión que deriva de la realidad,
un periódico titula con un texto literal del informe de la Subcomisión: “Recomendamos derogar absolutamente toda la legislación vigente, y
también aquélla que por error en las cláusulas derogatorias pudiera utilizarse
en un futuro, que desorganiza –sí, desorganiza he leído en sueños- el mal denominado sistema de educación”.
En un párrafo del texto que seguía
a este titular creo recordar que decía algo así como que el Congreso, a
propuesta del Gobierno, aprobará una Ley Marco que con valor indicativo solo
establecerá los estándares de conocimientos y de capacidad para vivir
autónomamente que se espera adquieran y sepan
usar a los veintiséis años.
Otro periódico titulaba: “Se borra del mapa el sistema educativo”.
Y el texto aclaraba, creo, que se delega, en último término, a cada Colegio,
Instituto, o la denominación que se elija por cada institución educativa, la
creación de los programas, los horarios, la jornada escolar, los días lectivos
anuales, los programas académicos, la contratación de profesores, etc.
Un tercero iba más allá: “Ancha Castilla para todos los pedagogos,
psicólogos escolares, ecólogos de las aulas, licenciados en general, doctores”.
El redactor aclara que cada institución educativa, desde los cuatro meses hasta
los veintiséis años, tendrá plena autonomía para organizar su oferta educativa;
la única evaluación de los alumnos, y consiguientemente de las instituciones, con valor estatal tendrá lugar a los
veintiséis años, tras concluir la educación para la vida y la formación
académica, y así acceder a un título público que acredite sus conocimientos
académicos y profesionales.
El último que recuerdo ahora
aclaraba: “El Estado, y en su nombre las
Comunidades Autónomas, crearán y financiarán tantos cuantos centros sean
necesarios para cubrir la demanda total del alumnado”. Suponía el
periodista que la iniciativa privada, en consonancia con lo propuesto, sería libre,
en competencia; pero los centros estatales existirán, sin más condiciones que
la necesidad de escolarización total del Estado.
En no sé
qué periódico de los citados, o en uno que no recuerdo, se decía que los
centros e instituciones estatales se regirían por los derechos personales,
sociales, económicos y políticos amparados por la Constitución, que sería
modificada, sobre todo, en lo referente a la declaración contundente de la
laicidad de los estatales, en consonancia con la laicidad del Estado.
Nota: Nunca, en España, desde la Constitución de 1812, que
literalmente prescribe,
artº 366
En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de
primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, a escribir y
contar, y el el catecismo de la religión católica, que comprenhenderá también
una breve exposición de las obligaciones civiles.
artº 367
Asimismo se arreglará y creará el número competente de
universidades y de otros establecimientos de instrucción, que se juzguen
convenientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura y bellas
artes.
artº 368
El plan general de enseñanza será uniforme en todo el reyno,
debiendo explicarse la Constitución política de la Monarquía en todas las
universidades y establecimientos literarios, donde se enseñen las ciencias
eclesiásticas y políticas.
artº 369
Habrá una dirección general de estudios, compuesta de personas de
conocida instrucción, a cuyo cargo estará, baxo la autoridad del Gobierno, la
inspección de la enseñanza pública.
artº 370
Las Cortes, por medio de planes y estatutos especiales, arreglarán quanto
pertenezca al importante objeto de la instrucción pública.
ha habido un pacto o acuerdo sobre qué hacer
con la instrucción pública, con el sistema escolar o con el sistema educativo.
Madrid, 23 de
noviembre de 2017.
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