domingo, 16 de febrero de 2020

SEGUNDA ÉPOCA (33). Invitado a una cena.


Heteropatriarcado opresor, como ironía chistosa; fiesta feminazi  (8 de marzo), como si fuera un puyazo profundo; gobierno narcocomunista, bilduetarra y separatista, para separarse del gobierno actual; eventos perroflautas, como una chispa de ingenio para calificar los actos y las decisiones del gobierno actual. Son algunos de los términos que personajes de la cena fueron usando a voleo para, aplicados a hechos, a  actos y/o a sus actores o causas, pretender desmontar, cuando no difamar, algunos de los actos políticos del último mes.

Una cena a la que fui invitado por razones de amistad con la persona homenajeada. Mi amanecer despertó ayer por la mañana, hacia las diez,  cuando me levanté de la cama; fui consciente de que tenía en la cabeza un ovillo muy enrevesado, en el que entraban palabras, frases, narraciones, gestos, amabilidades, conversaciones huecas. Conversaciones breves, llenas de tópicos, y, además, breves, porque los tópicos agotaban el total de las ideas que sobre un asunto -por ejemplo, la importancia de la formación profesional, para no ir más lejos- podían utilizar. El topicazo de mariposas picando de flor en flor resulta escaso para contornear las conversaciones que escuché, y, cuando en alguna ocasión pretendí expandir el contexto, solo el contexto -nada de ideas que ampliaran el campo de la conversación-, con un recorte educado, por torero,  se iba a la papelera el tema, y nacía otro. Esos sí, las conversaciones fluían una tras otra, como si siguiéramos un guión preescrito (sic, porque prescrito indica voluntad de imponer, de poder, por lo menos en esta cena. Lo aclaro porque el corrector de word no reconoce "preescrito" ).

Acomodarme a ese ovillo enrevesado me ha llevado todo el día de ayer y  la recomposición que el cerebro efectúa cada noche para resetearse, borrar lo inútil enviándolo a la papelera, ordenar las ideas y las palabras conforme a su significado y utilidad para entender lo ocurrido y, sobre todo, prestarme al amanecer -amanezco en esta ocasión yo, porque es todavía noche cerrada-  hace un rato una visión, recuerdos de la cena ordenados; pero sobre todo, enriquecidos con toda la información que mi cerebro ha sido capaz de almacenar durante setenta y seis años. Esta versión de la cena es la que estoy intentando iluminar a la vez que, espero, vayan encendiéndose las primeras luces del amanecer, porque necesito más luz.

Los pasos vaporosos y delicados que se dieron en la cena para ir rozando temas y asuntos, unos serios, con entidad; por ejemplo, la formación profesional, necesaria para que existan obreros especializados con destornillador en la mano, la eutanasia, error mayúsculo porque abrirá el portón  de los asesinatos legales, y también el de los suicidios ficticios -aclarando alguien que suicidios ya hay muchos más de los que recogen las estadísticas oficiales-. Otros asuntos de las conversaciones, cuando se iniciaban, me parecían a mi de menor entidad, pero con el paso de las palabras se hinchaban y subían al altar mayor de política con mayúsculas; por ejemplo, la seguridad asertiva de los discursos de los capitostes de VOX,y sobre todo de Abascal -persona que para algunas de las damas de edad casi provecta despertaba atractivos físicos, e ignoro si fisiológicos-; por ejemplo, asuntos de la vida de la casa real española -identifiqué por lo escuchado que, en realidad, hablaban de algunas personas de la casa real española entendida  muy extensamente- sin rozar temas confusos, como los negocios de la corona, o de los coronados, y de algún yerno.

Hubo más temas, pero el recordar solo estos pocos, ha agotado el resumen que mi cerebro ha elaborado con pasmosa celeridad y precisión esta noche.

Ahora, ya despierto y dueño de mi cerebro, de mis palabras y de mis dedos al teclear, me alegro, en el fondo, de haber asistido a esta cena, porque ha reverdecido, con un verde fuerte, los datos que  todos tenemos de una parte de la sociedad  que puede vivir, intencionadamente o no, en su realidad, que está al margen de lo que pasa en la calle, de las necesidades de miles de millones de personas, españolas o no. Lo siento por este sector de la sociedad, que todavía esta por debajo de los de arriba de verdad, porque se han perdido en la vida, y eso es casi perderse la vida.

Madrid, lunes 17 de febrero de 2020, a las 7:22 am . (Aunque blogspot se empeñe en que es domingo 16 y que el reloj marca las 22:19)

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